domingo, 6 de noviembre de 2011

Gregory Crewdson

Gregory Crewdson nació en Brooklyn en 1962. Su trabajo es reconocido por sus escenas surrealistas de los hogares y vecindarios americanos. De adolescente formó parte de un grupo de punk rock llamado "The Speedis", cuya exitosa canción "Let me take your foto" ha resultado ser profética de lo que Crewdson convertiría más tarde. En 2005 Hewlett Packard utilizó la canción para la publicidad de sus cámaras digitales. A mediados de 1980 estudia fotografía en e SUNY Purchase, cerca de puerto de Chester en Nueva York. Recibirá un Master en Bellas Artes en la universidad de Yales y será profesor en Sarah Lawrence, Cooper Union, Vassar College y la Univeridad de Yale, en cuya facultad ha estado hasta 1993. Crewdson está representado en Nueva York en la Galería Agustín Luhring y en Londres por la galería White Cube.




Sus fotografías parecen secuencias de películas en una escena que nunca termina, mostrando ambientes oníricos e inquietantes. Paisajes urbanos desolados, calles vacías misteriosas, personas que deambulan por calles mojadas, algunas desesperadamente solitarias. Hay mujeres desnudas que reflexionan cabizbajas y un hombre en silencio sentado en la cama se pierde en la penumbra.

Crewdson dice que la construcción de estos escenarios es como la construcción del mundo. Sus fotografías ilustran la soledad, el desamparo, la confusión, la vida sin sentido y la alineación que campea en el sujeto americano típico. Nos muestra una belleza imperfecta que intenta captar retazos de la psique del americano, mostrándole situaciones que no sabe si sucederán, en cuadros que sugieren expectativa.


El padre de Crewdson era psicoanalista y Gregory recuerda que de niño trataba de escuchar con la oreja pegada al piso de abajo, donde su padre daba consulta. Él considera su obra, en alguna medida, como resultado de esa experiencia. Su obra está llena de elementos iconográficos que se repiten: círculos, haces de luz, flores, moquetas, ventanas, coches, espejos, maletas.


Él dice:

"Los detalles en mi trabajo efectivamente impulsan el contenido narrativo. Son estos detalles, una maleta, un libro, una cama, lo que es realmente importante. Todo artista crea su propio vocabulario, un microcosmos donde los motivos aparecen y reaparecen, revelando sus obsesiones y luchas internas"





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