Estudió la disciplina en la New School of Social Research, después de lo cual realizó trabajos para revistas de moda como Harper's Bazaar (1946-1965), Vogue (1966-1990) y el semanario The New Yorker.
Avedon se convirtió en uno de los fotógrafos de moda más influyentes del siglo, con un estilo caracterizado por el constante juego entre contrastes, tanto visuales (negro y blanco) como conceptuales (sofisticación y frivolidad). Sus modelos se convertían en personas libres, con sentimientos, con vida, fuera del encorsetamiento propio de la sociedad de aquellos años. Sus fotografías eran gráciles, ágiles, llenas de vida.
Curiosamente, Avedon sometía a sus modelos fotográficos a grandes sesiones de cuatro horas con el fin de cansarlos, buscando que ante el cansancio, aquéllos expresaran sus sentimientos más sinceros y naturales.
Entre sus trabajos más destacados cabe señalar así mismo numerosos retratos, a menudo austeros y hieráticos. En 1959 se publicó la primera antología de su obra fotográfica, Observations, seguida más adelante por Nothing personal (1974) y Portraits (1976), entre otras.
Pero Richard Avedon no fue famoso sólo por su trabajo en modas; su fama se extendió y su nombre corrió entre personas de los más diferentes mundos de la sociedad. líderes políticos, militares, artistas y sobre todo, gente del mundo del cine, se pusieron a sus órdenes para ser inmortalizados con una fotografía.
Como Fred Astaire y Audrey Hepburn en su fotografía donde los dos están bailando. Una imagen que refleja la serenidad del momento del baile; el contraste perfecto de la luz, la elegante silueta de ambos, el juego de las luces y las sombras, parecieron unirse en la única melodía que ambos actores podían bailar.
Una imagen que demuestra el talento que Avedon tenía para retratar no sólo el rostro de las peronas, sino el alma, es el retrato que hizo de Marilyn Monroe donde la habitual fuerza femenina y sensualidad que se veía en todas sus fotografías, quedó olvidada cuando se puso ante la lente de Richard; su mirada triste, nostálgica, nos muestra a una Marilyn totalmente vulnerable.
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